Hola, no sé, perdón, chau

Quisiera creer que, quisiera creer que todo es real, pero eso lo pensé hace unas horas, ahora me gustaría que todo fuese ficticio, es totalmente increíble. No sé qué tan bueno es sentir que te enamoraste y al rato, exprimir una almohada derramando lágrimas sobre ella. No sé qué tan bueno es vivir, decir que vivir es lo mejor, vivir del vivir, pero una vez cada tanto, quererse morir. Nunca supe qué tan buenas son las anteriores cosas, no sé si el sentimiento de quererle dar la cabeza contra la pared a una persona tampoco está bien, tal vez me pueda sentir algo amenazado porque partan políticas humanistas y que corten la 9 De Julio gracias a mi acto, quién sabe. Nunca supe nada de lo anterior, tampoco sé si lo anterior no es tan anterior y está pasando por al lado mío en este momento. Nunca entendí por qué se cayó en mis brazos, tan herido, tan lastimoso, y yo continuo derramando cenizas por algunos barrios. Ser lo que hago, ese es quien soy. Una vez se me acercó una muchacha y sin decirme ninguna palabra me miró a los ojos, esa vez juro que no me enamoré, pero al mirarme a los ojos, esa muchacha, no me dijo nada, tampoco veía nada en sus ojos, sólo eran marrones, algo caídos, se la notaba triste – me seguía mirando- al rato dije, por favor muchacha, enamorame, porque no puedo yo solo. La muchacha sólo seguía mirándome fijamente. Juro que no se me paso nada por la cabeza, no me respondía, no lloraba, no lamentaba, no decía nada. Es el día de hoy que no la entendí muy bien a esa muchacha, pero después me levanté, después de que pasó la tarde, me di cuenta! Ya entendí a esa muchacha, Dios, cómo no podría haberme dado cuenta. Ella no me quería decir nada, no insinuaba absolutamente nada, siquiera quería vivir, morir, festejar, ser feliz, sólo quería un instante de silencio y vivir el infinito. Lástima que yo en ese momento le estaba preguntando por qué me miraba.